Ahora sí que no había marcha atrás, David y yo nos habíamos involucrado demasiado y esto lo pensaba ahora, desnuda, con David dormido, abrazándome. Me gire lentamente y lo miré, sonríe de puro placer, no podía evitar quererlo. En muy poco tiempo me había demostrado tantas cosas, ya era parte esencial en mi vida y lo peor, me iba a costar mucho separarme de él cuando llegara el momento, porque estaba segura de que David no dejaría su vida y su prestigio como juez en España para vivir conmigo en Londres, es más yo sabía que David me quería pero ¿de verdad me quería para tanto? No sería un simple encaprichamiento, una relación que en pocos meses dejaría de funcionar. Además estaba todo mi pasado, David no sabía nada de mí, todo era inventado.
- Si quisieras-. David abrió los ojos y me sorprendió.- Iría contigo al fin del mundo-. Sonrió.
- No creo-. Sus palabras calaron tan dentro de mí, que no atiné a decir nada más, hice ademán de levantarme pero me sujeto. Me beso pausadamente y volví a estar perdida.
Todos mis pensamientos y mis decisiones se volvieron a ir al traste, recibí sus caricias y sus besos de buena gana. Mis manos recorrieron cada milímetro de su piel, como si quisiera que mis dedos guardaran una copia de todo su cuerpo para tenerlo siempre en mi memoria. Nuevamente me llevó al éxtasis y volví a sentirme morir. A la mañana siguiente mientras David aún dormía me levante, me di una ducha y fui a desayunar.
- No quiero ni un comentario-. Dije cogiendo una pieza de fruta.
- Tranquila-. Dijo Robert.- Las paredes están aisladas-. Una carcajada se le escapó.
- Me voy, tengo muchas cosas que hacer.- Salí de casa con dirección a la pastelería que vi el día anterior y compre una docena de scones recién hechos. Con los dulces en la mano, llame a un taxi y me fui a casa de Gonzalo Rico, era hora de saber algunas cosas más.
- Buenos días-. Dije entrando en la casa como si fuera mía.- Vengo a ver a doña Aurora-. El mayordomo me acompañó hasta el jardín y allí estaba Aurora, a punto de tomar un café.- Buenos días, señora.
- Rosa, querida-. Aurora se levantó.- Que sorpresa más agradable. ¿Qué te trae por aquí?
- Venía haber si me aceptaba una invitación a desayunar-. Sonreí abiertamente.
- Llegas justo a tiempo, iba a hacerlo ahora mismo-. Me acompaño a la mesa y tomo asiento junto a mí.
- He traído unos dulces.- Dije poniéndolos en la mesa.
- No te hubieras molestado mujer.
- No es molestia-. Destapé los scones.- Mira que delicia, recién hechos-. Miré a Aurora mientras me servía café.- Aurora, si le soy franca mi visita tiene una intención.
- ¿Qué ocurre?-. Me miro, mientras miraba los scones.
- Vera, Alejandro lleva unos días un poco alterado-. Mi estrategia había cambiado, mi primera intención fue sacarle algo a raíz de los scones, pero no quería parecer tan evidente.
- ¿Alterado?-. Asentí.
- Sí, he pensado que a lo mejor pasaba algo con los negocios-. Mi voz sonaba demasiado dramática.- Ya sabe como son nuestros maridos-. Sonreí para quitarle hierro al asunto.- ¿Has notado algo en Gonzalo?
- Mira querida, te lo voy a decir porque estamos en confianza y porque eres tan joven-. Suspiro.- Comprendo muy bien, por lo que estas pasando, nuestros hombres son muy suyos y tienes derecho a saber lo que pasa, para poder ayudarlo.
- ¿Tan grave es?-. Dije haciéndome la sorprendida.
- Un poco-. Después de una pausa innecesaria, Aurora siguió.- Están investigando a mi marido-. Mi cara de sorpresa la convenció.- Si, a mí también me sorprendió, lo está investigando el gobierno de Inglaterra-. Negó con la cabeza.- Con la de negocios que ha cerrado mi marido con ellos, Gonzalo dice que ha pedido información a sus contactos y que en unos días recibirá información de esas personas.
- Me deja usted atónita Aurora-. Tome un sorbo de café para calmar los nervios.
Unos minutos después, con mi misión cumplida y una invitación a comer para el día siguiente, llegue a casa y le conté todo a Robert y al señor Peter, la cosa estaba pintando fea y entre medio estaba David, ¿qué iba a hacer ahora? Ahora que todo se venía encima, ahora que podía pasar algo. Pensado en mil cosas a la vez me dirigí a mi habitación y en la mesilla de noche encontré una nota.
“Hoy voy a estar ocupado y mañana también, no creas que te vas a librar de mi tan fácilmente. Te llamaré al móvil cada media hora, el miércoles después de comer podemos vernos. Te habrás dado cuenta que no te lo he preguntado, nos veremos. No lo olvides, hasta el fin del mundo. David”
Se me hizo un nudo en el estomago, mañana Robert y yo comíamos en casa de su padre, pero ¿y si salía algo mal? Pensado bien, si algo salía mal o bien, David no iba a estar. David cumplió su palabra y cada poco tiempo tenía una llamada suya o un mensaje, mientras yo seguía buscando información de varios socios de Gonzalo Rico, para por lo menos tener algo a que agarrarnos y con la esperanza de encontrar algo del propio Gonzalo.
- Mira lo que me acaba de mandar mi padre al correo Cathe-. Dijo Robert haciéndome despegar los ojos de la pantalla.- Tenemos la ficha policial del número dos de Gonzalo-. Ondeo las hojas delante de mí y las agarré.
- Haber-. Las empecé a leer con avidez.- Pero no hay nada en absoluto de él, y es el que nos interesa.
- Tenemos que hacer algo, algo para que él mismo reconozca que ha hecho negocios turbios-. Robert me miro.
- Es demasiado listo-. Mire a Robert y me pasee de un lado a otro del salón.- No va a admitir que ha estafado o defraudado en sus negocios-. Me paré en seco.- Puede que una charla intima con grabadora incluida sirva.
- Cuéntame tu plan-. Robert y yo nos sentamos en el sofá.
- La cosa esta clara, mañana mientras Aurora y yo conversamos de los nuevos trajes de las pasarelas, tú y Gonzalo estaréis en el despacho hablando de negocios-. Robert asintió.- Seguro que Aurora le ha contado que fui esta mañana porque estaba preocupada por ti-. Robert me miraba sin perder detalle.- El caso es que tienes que dejarle entrever a Gonzalo que has oídos cosas, negocios turbios, etc. Que por eso estabas intranquilo, haber si te cuenta algo.
- Buen plan Cathe-. Robert se levantó.- Lo pondré todo en marcha ahora mismo, necesitaremos algunos refuerzos por si la cosa se pone fea.
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