13 de junio de 2014

Capítulo 11...

Toda la tarde anterior paso rápido, con muchas cosas que hacer. El tiempo jugaba en nuestra contra, pero también lo hacía el hecho de que Gonzalo podía recibir información nuestra en cualquier momento, el señor Peter nos informaría si eso pasaba, pero no podía dejar de pensarlo. El único consuelo que me quedaba y lo que me dejaba tranquila es que David no iba a estar en su casa mañana.

La noche la pasé dando vueltas, pensando en cómo se iba a desarrollar la reunión del día siguiente, me levante temprano y después me fui a correr, cuando llegue a casa hice algunos ejercicios y así me encontró Manuel.

- Buenos días-. Dijo con su alegre voz.
- Buenos días-. Me acerque a la cocina y le di un beso enorme de hermana.- Voy un momento a la ducha, cuando salga hablamos.
- Vale-. Mientras él se preparaba el desayuno me metí en la ducha y no pude evitar llorar como una niña pequeña. ¿Qué pasaría si la cosa salía mal? Manuel se iba a quedar solo, otra vez.

- ¿Qué me querías decir Cathe?-. Estaba de vuelta en la cocina y Manuel me estaba ofreciendo un café, Robert estaba al lado de él.
- Yo os dejo solos chicos-. Se metió a su habitación.
- Vamos al sofá-. Dije dando un sorbo al café a la vez que me sentaba.- Manuel-. Le acaricie la cara cuando se sentó a mi lado.- ¿Sabes que te adoro verdad?
- Cathe ¿Qué te pasa ahora?-. Me miro sin entender.- Claro que lo sé, igual que yo te quiero a ti.
- Robert y yo tenemos hoy una misión muy importante-. Suspire.- Puede que peligrosa y…
- ¡Vamos Cathe!-. Manuel agitó la mano interrumpiéndome.- Pensé que sería algo peor, seguro que no pasa nada.
- Si me pasa algo…-. Cerré los ojos y luego mire a mi hermano.- Si me pasa algo el señor Peter se pondrá en contacto contigo y te dará instrucciones de lo que tienes que hacer-. Agarre las manos de Manuel y las apreté con fuerza.- Quiero que le hagas caso en todo, deja tu equipaje hecho con lo imprescindible y espera ordenes ¿vale?-. Manuel asintió.- Es muy importante que hoy no salgas de casa-. Mis manos temblaron.
- ¿Tan peligroso es Cathe? Nunca te he visto así.
- Es el hombre que mato a nuestros padres, voy con todas las consecuencias-. Manuel me miro y nos fundimos en un fuerte abrazo y en miles de besos, no sabía si volvería a ver a mi hermano.


Después de la charla con Manuel preparé la ropa que me iba a poner ese día, era una comida informal y además estaba el tema de la protección, necesitaba llevar ropa sencilla y cómoda. Mi elección fue una camisa negra, unos pitillos negros y una chaqueta de cuero roja a juego con los zapatos, unas deportivas con cuña. El pelo me lo recogí en una coleta alta para que no me molestara y en un bolso negro añadí todas las “cosas” que podría necesitar. Obviamente todo lo necesario lo llevaba encima, pero un bolso no podía faltar. Una hora después estábamos en casa de Gonzalo y el matrimonio nos recibió en la puerta.

- Bienvenidos una vez más-. Dijo Gonzalo saludando a Robert y luego a mí.
- Un placer como siempre amigo-. Robert le estrecho la mano y luego saludo a Aurora.
- Rosa querida, tu gusto a la hora de vestir no deja de sorprenderme-. Me miro de arriba abajo y sonrió encantada.
- Pues he cogido lo primero que tenía en casa, no sabía que ponerme-. Sonreí inocentemente y entramos a la casa.

Tal y como le sugerí a Robert, le comento a Gonzalo de hablar sobre negocios y mientras Aurora y yo discutíamos sobre las nuevas tendencias tomándonos un refresco en el jardín, era un día soleado de Enero y el personal de servicio estaba preparando la mesa a poca distancia nuestra, la comida se llevaría a cabo en el jardín. El numero de platos sobre la mesa llamó mi atención, rápidamente pensé que Ricardo, el otro hijo podría comer con nosotros, por un momento me calme, si a Gonzalo se le ocurría una locura no la llevaría a cabo delante de su hijo… o si. Unos minutos después Aurora había ido al baño y yo seguía sentada en el jardín, cuando oí unos pasos a mi espalda.

- Catherine Green-. La voz de Gonzalo Rico llego hasta donde yo estaba, como un trueno. ¿Dónde estaba Robert?.
- No deja usted de sorprenderme señor Rico-. Me levante lentamente y me puse frente a él.
- Ni siquiera va a ocultar su identidad ¿verdad?-. Me miro de arriba abajo, con una mezcla de admiración y odio.
- Llevo muchos años jugando a este juego-. Sonreí tranquila.- Se perfectamente cuando tengo que descubrir mis cartas.
- Buen símil con el póquer guapa, pero tu quería Inglaterra no te va a salvar-. Dio un corto paseo hasta estar en el jardín.
- No pretendo que me salve, si con ello puedo mandarlo a usted a la tumba o a la cárcel-. Me gire para verlo y camine hasta ponerme frente a él, sin pretenderlo estábamos en posición de duelo.
- Tengo que reconocer que me sorprendió ver tu foto, de Alejandro…-. Sonrió.- Bueno de Robert también me ha sorprendido, pero pensaba que tu, eras una simple pieza-. Se acaricio la mandíbula.- Entenderás mi postura cuando he descubierto que tu eres La rosa del Norte, agradable, muy agradable saberlo. Las críticas no te hacen justicia. ¿Cómo una chica tan guapa como tú, acaba metida aquí?-. Su mirada me traspaso.
- Es curioso que sea usted quien me haga esa pregunta-. Su mirada interrogante me hizo sonreír.- Fernando Real Verde, Paloma Vega de Real ¿los conoce?-. La cara de Gonzalo pasó por todos los colores posibles.
- No puede ser, me aseguraron que habías muerto en el accidente-. Negó con la cabeza.
- Ni siquiera iba en el coche y aquí estoy, para hacer justicia-. Dije sacando la pistola rápidamente para apuntar a Gonzalo.- ¿Qué ha hecho con Robert?-. Grite.


- ¡Catherine!-. La voz de David llego a mis oídos y en ese preciso momento, un disparo estalló.- ¡Nooooo!-. Oí gritar después a David y otro disparó llego a mis oídos.

De repente me sentí floja, las piernas no sostenían mi cuerpo, mi cabeza se iba, todo se volvió negro. Mi último pensamiento fue para Manuel, Manuel hermano. Te he fallado, lo siento. Solo esperaba que el señor Peter cuidara de él y le procurara un futuro más seguro. Manuel, te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario