Pasaron las semanas y Candela estaba muy nerviosa, en unos días se iba a casa de su amigo Carlos a pasar las fiestas, después de las largas horas de insistencia de este, no le apetecía, pero haría el esfuerzo, y encima estaban las notas y tenía que ir a ver a alguien.
- Hija no comprendo tu tranquilidad, yo estaría de los nervios con las notas-. Comentaba Julio mientras Candela bajaba bailando.
- Lo sé hermanita, estoy tan orgulloso de ti-. Julio la abrazo, aunque era 2 años más pequeño que ella le sacaba una cabeza y parecía mayor. Tenía un tupido pelo negro, unos ojos marrones como los de Candela y una risa muy contagiosa. Se llevaba genial con su hermana, eran muy protectores entre ellos, grandes amigos y confidentes.
Una hora después Sergio salía del portal y subía la calle, mientras
Candela cruzaba la carretera y entraba en su calle hablando por el
móvil.
- Prefiero ir sola esta vez, no quiero preocuparte como la vez pasada.
- Eres tonta-. Se empezaron a reír y así se la encontró Sergio.
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