Los días pasaban muy deprisa y Sergio notaba que le faltaba algo, se acordó de Candela ¡eso es! ¿Dónde estaba la mocosa? Llevaba varios días sin verla y sin escucharla cantar por las escaleras. Se encogió de hombros y salió a dar una vuelta, cuando justo…
- Hola-. La cálida voz de una chica la distrajo.
- Buenas tardes-. Iba a la playa ¿con el noviete?- ¿Vas a la playa?-. Se sorprendió el mismo ante su pregunta.
- Sí, he estado de exámenes y quiero relajarme-. Sonreía mientras se sonrojaba.
- Bien-. Por eso no la había visto pensó, estaba estudiando. Sonrió.- Pues pásalo bien, hasta luego.
- Adiós-. Se despidió Candela mientras se montaba en un coche con tres chicas y un solo chico.
Sergio se quedo mirando el coche pensado si era el noviete. El sonido de su móvil lo distrajo: ¿nos vemos en media hora? Respondió que si rápidamente y se fue a casa a prepararse, a los pocos minutos salió de casa a buscar a su cita.
- ¿Qué tal?-. Le dio un beso a una pelirroja despampanante.
- Muy bien cielo ¿y tú?-. Le acaricio la cara y el labio inferior.
- ¿Para qué me has llamado Paloma?-. Pregunto mirándola fijamente.
- Quería verte, hacía tiempo que no nos veíamos. Te echo de menos-. Seguía acariciándole la cara.- Roberto me dijo que te habías mudado a casa de tus padres.
- Así es, me ahorro el alquiler y estoy muy bien-. Miro los labios rojos de Paloma. La conoció hacía 6 meses y se habían acostado un par de veces, era amiga de su amigo Roberto y no estaba nada mal, era pasional, sexy, segura de sí misma, pero había algo en ella que no le terminaba de gustar, por eso hacía ya tres meses que no se veían. Y que ella le hubiera mandado ese mensaje no le había hecho ni pizca de gracia, así que aquí estaba, para aclararle algunas cosas.
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