- Si, esta preciosa la chiquilla, es muy alegre y educada-. Sonrió su madre.
- Cierto, siempre esta sonriendo-. Coincidió Pedro, su padre.- Y creo que tiene un noviete ¿no Toñi?
- ¡Ah! si, el chico moreno de gafas que sube muchas veces a su casa-. Comentaba Toñi.- Si es así hacen muy buena pareja.
Sergio se empapaba de todo lo que comentaban sus padres de la mocosa, que por cierto ¿cómo se llamaba? Tenía un nombre que quemaba... Minutos más tarde se acordó.- ¡Candela!-. Exclamó y sonrió.- Si, un nombre que quema-. Empezó a reírse pensando en la mocosa que se había transformado en toda una mujer.
- ¡Pero hombre aguanta la puerta! .- Una voz femenina sonó desde el portal. Sergio no era cotilla, pero algo lo impulso, asomándose a la mirilla vio a Candela y a Julio subir. Mientras ella empezaba a bailar y a cantar bajo la mirada resignada de su hermano. Sergio se aparto de la puerta sonriendo y pensando se traslado a unos días atrás...
-... que conviertan en besos todos mis intentos de morderte la boca.
Entonces no sabía de quien era, pero ahora sabía que esa voz pertenecía a Candela y supo que siempre la reconocería, aunque se encontrara en el grupo más ruidoso de todos.
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