- Es una futura clienta-. Dijo Sergio después de una carcajada.
- Era muy guapa-. Sonrió Candela.
- No más que tú-. Le dio un beso en la frente.- Ahora dime el número es de Carmen ¿la hermana de Rafa?
- Si, recuerdas que ella estaba muy enfadada el día del cementerio y…-. Dijo Candela.
- Pero ¿Cómo tiene mi móvil?-. Sergio se toco la cabeza pensando.
- Clara-. Lo dijo en un susurro, pero Sergio la escucho y la miro, asintió.- Recuerdas que el verano pasado te quedaste en casa de mi tío ¿verdad? -. Sergio asintió.- Pues antes de venirnos todos, una tarde me encontré con Clara, ella me dijo que no iba a olvidar su nombre.
- Ahora que lo pienso, unas semanas después Diego, su hermano me mando un mensaje, que confiará en ti, algo así-. Declaró Sergio.
- ¿Pero de que se conocen ellos tres?-. Candela seguía buscando una explicación.
- Hablaré con Diego, me contará todo seguro. Te quiero-. Sergio le acaricio el pelo.
- Yo también te quiero-. Candela sonrió.
Después lo abrazo por el cuello y se besaron con urgencia, el beso fue subiendo de tono, haciéndose más intenso, más carnal. Sergio bajo a su cuello para poder respirar y cuando iba a llegar al hombro de Candela, esta se encogió.
- Lo siento tanto-. Dijo mientras bajaba un poco la camiseta, para descubrir la marca difuminada de sus propios dientes. Miro a Candela, lo estaba mirando fijamente. Deposito un ligero beso.- Lo que te hice me ha dolido más a mí, que a ti. ¿Vamos a casa?-. Sergio se levanto y tiro de Candela para levantarla.
Una vez pasada la puerta de casa el beso que habían compartido en el banco se quedo corto, y derribando todas las barreras hicieron el amor. Fue mejor de lo que él recordaba, Candela mirándolo fijamente, devolviéndole sus caricias, besos y haciéndolo el hombre más feliz. La quería, la amaba y esas semanas sin ella fueron un tormento. Ahora que la volvía a tener entre sus brazos no la iba a dejar escapar, quería adorarla, protegerla. Se juro que nunca, nunca volvería a dudar de ella.
- No quiero separarme de ti nunca más-. Dijo Sergio con vehemencia.
- Ni yo-. Candela lo miro.- Te he llamado muchas veces, ¿por qué no me lo has cogido?
- Ha sido duro, en este tiempo he bebido más que en todos los días de mi vida-. Sergio la miro.- Yo también te he llamado, quería hablar contigo desde ese día.
- He tenido el móvil apagado mucho tiempo, me daba coraje que no me lo cogieras-. Candela se sonrojo.- Perdóname-. Sonrieron.
Cuando sus cuerpos agotados se relajaban y recibían caricias uno del otro, Sergio miro a Candela con intensidad, en su lengua quemaba una frase.
- Candela-. Ella lo miro.- Cásate conmigo-. Abrió los ojos como platos.
- Déjate de bromas-. Candela rió.
- Nunca he hablado más en serio-. Sonrió.- Y tampoco he estado tan seguro de nada.
- Entonces sí, Maktub mi amor-. Rieron juntos.
- Estaba escrito-. Se besaron.
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