9 de junio de 2014

Capítulo 7...

Las risas se sucedieron y yo intenté que no se notara mi presencia. ¡Mierda! No tenía que saber que estábamos aquí, no tan pronto. Tenía que pensar rápido en algo, David, tenía que alejar a David, no sabía cómo funcionaba la mente de ese hombre, pero…

- Estoy seguro de que La rosa del Norte no está aquí por casualidad-. Comento Gonzalo.
- ¿Quieres decir que han avisado?-. Pregunto el primer hombre.- ¿Un topo?-. Los murmullos se sucedieron.
- Calma señores-. Dijo Gonzalo.- Si hay un topo, pronto saldrá de su túnel.

Salí de allí rápidamente, me metí en uno de los baños y me miré al espejo. ¡Piensa rápido Catherine, piensa rápido! Me ordenaba a mi misma mientras paseaba dentro del baño. Necesitaba tener la cabeza fría, así que salí del baño y volví al salón, allí me encontré con Aurora y su familia.

- ¿Te encuentras bien?-. Me susurro David al oído, disimuladamente.
- Perfecta-. Sonreí como pude y me dirigí a la mesa de canapés, cogí un refresco y al darme la vuelta tenía a Robert detrás.
- Rosa…
- Lo sé, vamos-. Caminamos hacia los jardines y nos aseguramos de que nadie estaba mirando o escuchando.
- ¿Cómo te has enterado?-. Susurro Robert.
- Iba al baño cuando lo escuche de casualidad-. Mi cabeza seguía buscando un plan para salir del paso.- Tengo que hablar con David, tenemos que dejar de vernos.
- No creo que Gonzalo sospeche de su propio hijo-. El comentario de Robert no me tranquilizó.
- Me da igual, no quiero ponerlo en peligro y si sospecha de nosotros, de ti. No sabemos cómo piensa ese hombre-. Me empecé a alterar y Robert me abrazó.
- Tranquila Cathe-. Susurro en mi oído y me beso en la mejilla.


Minutos después estábamos dentro de la casa de Gonzalo Rico, disfrutando como podíamos de la noche, David se acercaba constantemente para sacarme a bailar, para acercarme refrescos, etc. Yo procuraba no mirarle, despreciar sus ofrecimientos e ignorar sus atenciones, todos mis actos estaban quemándome por dentro y es que hacerle eso a David me estaba matando, si, me había enamorado de él y por ese amor que sentía quería alejarlo de mí, alejarlo de las “sospechas” de su padre y alejarlo de todo el peligro.

Después de tomar las uvas y brindar por la entrada del nuevo año, en casa de Gonzalo se desató una gran fiesta, mucho más animada que la anterior, pero la falta de costumbre de Robert y mía nos empezó a pasar factura y en pocas horas decidimos irnos a casa a descansar y preparar un plan al día siguiente. Una vez nos despedimos de todos, nos fuimos.

- Tienes que descansar Cathe-. Me dijo Robert nada más verme como me sentaba delante del portátil, sin antes cambiarme de ropa.
- Necesito empezar un plan en mi cabeza Robert-. Suspire cansada.- No puedo dormir-. La puerta sonó en ese mismo momento, Robert fue a abrir y en el salón apareció David.


- Buenas noches-. Dijo mirándome, después de unos minutos de silencio.
- ¿Qué haces aquí?-. Pregunte confundida.
- ¿Qué te pasa Catherine?-. David se acerco lentamente, sin perder su costumbre felina.
- Os dejaré solos-. Robert desapareció hacía su habitación.
- ¿Qué me pasa? ¿A mí?-. Lo mire, sin querer hacerlo, porque si lo hacía iba a perder toda mi fuerza de voluntad.
- Si, a ti-. Ya estaba delante mía, mirándome con sus ojos chocolate.- Has estado toda la noche muy rara, haciéndome desplantes, negándome bailar contigo.
- Bueno ¿y qué esperabas?-. Me encogí de hombros.- Estoy casada, no puedo estar bailando con unos y otros.
- Catherine, el matrimonio es una tapadera-. Comento David.
- Eso lo sabemos nosotros, no el resto de los invitados a la fiesta-. Respiré profundamente y expulsé el aire poco a poco.
- Poco te ha importado el “matrimonio”-. Recalcó la última palabra.- Cuando has bailado con mi hermano y mi padre-. Los ojos de David se volvieron negros y lo miré fijamente.
- David, quiero que te vayas de mi casa-. Me giré para no ver su expresión.
- ¡¿Qué?!-. La voz de David fue más un rugido que un grito.
- Vete, por favor-. Me giré y lo intente mirar.- No quiero que vuelvas, no quiero verte más-. Tragué saliva.
- Pero Catherine…-. En un movimiento rápido David puso sus manos en mi cara y a continuación yo, las aparté.- ¿Qué ha pasado?
- Nada, no ha pasado nada-. Me intenté calmar.
- Entonces, ¿qué pasa con lo nuestro?-. Me miraba sin parpadear.
- No hay nada nuestro David-. Le espeté cruelmente.- Solo me acerque a ti para poder obtener información oculta sobre tu padre, para ver si tú también estabas detrás de sus negocios-. Su cara era una mueca, le estaba haciendo daño.- Pero solo eres un simple juez, con aspiraciones de cambiar el mundo-. Le di el golpe definitivo.- Ahora fuera por favor-. Le señale la puerta y sin decir una palabra se fue.

Me quede unos minutos mirando la puerta, esperando que David volviera a llamar y entonces yo lo abrazaría, lo besaría y le contaría toda la verdad. Menos mal que no volvió a llamar… Menos mal que no volvió a llamar. Después de quitarme la ropa y darme una ducha para despejarme la cabeza me senté frente al portátil y minutos después sentí alguien a mi espalda.

- ¿Estás bien Cathe?-. Robert se acerco a mí y me masajeo el cuello.
- Estoy bien-. Dije con un hilo de voz.
- Le quieres ¿verdad?-. Pregunto Robert mientras seguía con su masaje.
- Mucho-. Asentí y unas lágrimas rodaron por mis mejillas. Me puse de pie y miré a Robert.- No podía ponerle en peligro, no podía-. Robert me abrazó fuertemente y me llevo al sofá.
- Tranquila Cathe-. Dijo mientras me acariciaba el pelo.- Yo haría lo mismo si estuviera en tu piel-. Me tapó con una manta.- Tranquila, buscaremos la manera de salir de esta. Atraparemos a Gonzalo, y con suerte podrás volver a estar con David-. Sollocé más fuerte.
- Le he dicho que lo he utilizado, que no hay nada entre nosotros-. Robert me dio un beso en la frente y siguió acariciándome el pelo hasta que me quedé dormida.

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