11 de junio de 2014

Capítulo 9...

- No me coges el móvil-. Dijo David en susurros.- No me dejas ir a verte, necesito que hablemos.
- No tenemos nada de qué hablar-. Intente no mirarlo.
- Yo creo que sí, tengo información sobre mi padre-. Nuestras miradas se cruzaron.
- Ven a casa esta tarde David-. Dijo Robert.- Allí hablamos más tranquilos.

Justo en ese momento el coche se paro frente a nosotros y nos montamos, durante el camino a casa no dejaba de pensar en las palabras de David, ¿qué información tendría? O sería una simple escusa para hablar de nosotros.

- ¿Por qué le has dicho que venga?-. Pregunte ofuscada.
- Tiene información de su padre-. Dijo Robert simplemente.
- Eso lo he oído, pero y si es mentira-. Suspire cansada.
- Cathe, ha sido él el que nos ha avisado-. Comento Robert lógicamente.- No creo que venga ahora con mentiras.
- Lo está haciendo para hablar conmigo ¿no lo ves?-. Abrí un poco la ventana para que entrara el aire. Nadie dijo nada más en el coche, solo se oían las respiraciones.


- Catherine-. Robert hablo con voz autoritaria, después de cerrar la puerta de casa.- Estoy harto de que cuestiones mis decisiones-. Me miro y sentí como Manuel desaparecía hacía su cuarto.- Soy tu superior y además de respeto, me debes obediencia.
- Si-. Dije firme, sin dejar de mirarlo.
- Que no se te olvide nunca, que en el trabajo antes que amigos, soy tu jefe-. Soltó todo el aire que quedaba en sus pulmones y se marchó a su habitación. Segundos después me fui detrás de él a la mía y allí permanecí largo rato, hasta que salí, vestida de forma más normal, me senté en el portátil y seguí con la investigación.


- Catherine-. Robert hablo desde detrás mía, seguía molesto conmigo, me giré para mirarlo.- Cuando venga David quiero que sigas siendo la profesional que eres-. Asentí y volví al portátil.
- Robert, el hombre del restaurante estaba en la cena de Año Nuevo ¿verdad?-. Robert asintió y le señale lo que estaba leyendo.
- Así que el tipo fue descubierto en algunos negocios fraudulentos-. Comento Robert.
- Eso es, pero tienen contactos. Contactos muy buenos Robert-. Dije mirándolo.- Esto no es una tontería, aquí hay metidos jueces, policías y me atrevería a señalar a alguien del gobierno.
- ¿Cómo lo has encontrado?-. Pregunto mientras seguía leyendo la información.
- Es una noticia de la época, pero lo mejor viene ahora-. Hice un clic con el ratón y apareció la página de un periódico de poco tiempo después.
- Valla-. Robert silbó.
- Si, por eso te decía que tenían buenos contactos. Las pruebas son bastantes claras-. Me levante de mi sitio mientras Robert seguía con la lectura.- Ningún juez normal desecharía pruebas tan concluyentes, a menos que las pruebas fueran destruidas, el juez sobornado o ambas cosas.
- Me decanto por ambas cosas, esta gente hacen las cosas bien y a lo grande-. Robert se levanto y me miro.- Buen trabajo Cathe-. Una sonrisa iluminó su rostro.
- Gracias jefe-. Dije sacándole la lengua y me abrazó.
- ¿Estas informando a mi padre?-. Pregunto Robert.
- Por supuesto, con cada novedad le mando un correo y lo llamo-. Dije simplemente.
- Bien, quiero que este informado en todo momento-. Asentí.- Ah! Cathe, imprime todas las noticias, quiero tener las cosas a mano para estudiarlas.


Un rato después yo seguía recolectando información, pero nada en absoluto de Gonzalo Rico, ese hombre tenía todo demasiado bien atado. Pero no podía ser todo tan perfecto encontraría algo. Mientras yo estaba con mis divagaciones un escalofrío me recorrió la espalda, al darme la vuelta ahí estaba David y rápidamente una calor subió hasta mis mejillas.

- Hola-. Saludo suavemente.
- Hola, ¿llevas mucho ahí?-. Pregunte, no había escuchado ni la puerta.
- Unos minutos-. Sonrió.- Estas muy guapa.
- Gracias-. Dije secamente mientras me levantaba de la silla y apagaba la pantalla.- Vamos al grano.
- Mi padre está moviendo sus contactos en Londres-. Comento mientras se sentaba en el sofá.
- Bien, es bueno saberlo-. Me senté a su lado, pero con una distancia prudente.- ¿Sabes que tipo de negocios tiene tu padre con Pedro Barranco?
- Si no me equivoco exportación-. Me miro.- ¿Por qué?
- No es asunto tuyo-. Lo mire y me arrepentí justo en el momento en que nuestros ojos se cruzaron.
- Catherine…-. Susurro mi nombre y sentí que me volvía pequeñita ante él, se acerco lentamente, pero no me aparte.

Mi cabeza gritaba: ¡APÁRTATE LOCA!, pero el cuerpo no me respondió y segundos después estaba inmersa en un cálido beso y un fuerte abrazo, sentí las manos de David acariciando mi cara, mi cuello y mi pelo, mientras nos dejábamos caer en el sofá. Su boca se desvío dando besos desde la comisura hasta la base de la garganta, mi respiración se aceleró, me costaba respirar. La mano de David se entrelazó con la mía y espero, mientras me acariciaba la mano me miro y abrí los ojos lentamente. Su mirada tranquilizo mi mente unos pocos segundos, pero cuando se inclinó para volver a besarme me levante rápidamente.

- David por favor-. Me quede de pie en frente suya y él me siguió.
- Catherine-. Se acerco a mí y me estrechó en sus brazos.- Sé que me quieres, igual que yo te quiero a ti.


Esta vez la que dio el paso fui yo, lo bese con ganas, con toda la rabia, el dolor y el amor que sentía. Rabia porque estaba resultando inevitable no hacerlo. Dolor, porque sabía que esa relación iba a acabar en lágrimas tarde o temprano y amor, porque era la primera vez que me enamoraba y quería disfrutar del momento con todas las consecuencias. El beso fue subiendo de intensidad a medida que pasaban los segundos y de repente note que me movía sin andar, David me había cogido en brazos y mientras me besaba nos dirigíamos a mi habitación. No vi nada, no escuche nada, solo las tiernas palabras de David y sus labios otra vez sobre los míos.

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