- ¿Por qué había dicho eso?-. Se pregunto, pero no necesito respuesta, todas sus preguntas respondían al nombre de Candela, la mocosa se le había metido en la cabeza y no sabía de qué manera, y ahí estaba él, buscándola en una calle llena de gente.
- Como me odia, como me odia. Como me odia, pero a mi no me importa se lo que a sio, esas son las señales de que ma querio-. Una voz cantarina, cálida y femenina llamo la atención de Sergio.- Y tú presumes, vas diciendo a la gente que me has dejao, pero tol mundo sabe que has fracasao-. Era la voz de Candela, no la había reconocido a ella, pues con el corte de pelo estaba muy cambiada, pero su voz era inolvidable y le estaba amenizando la tarde a la gente que estaba a su alrededor, cantaba muy bien.- Y me da pena verte por las esquinas tonta perdia, vigilando mis pasos de noche y día-. Había dado en el clavo la mocosa, pensó Sergio para sus adentro.
- ¡Olé!-. Un chico moreno la abrazo y le dio un beso en la mejilla mientras le susurraba algo al oído.- ¿Estas bien?-. Ella asintio sonriendo y respiro profundamente antes de que sus ojos se volvieran verdes.- Anda Candela sal fuera-. Dijo el chico moreno, que no era el mismo del día de la playa.
- No Carlos, no me apetece. No me veo con fuerzas, tengo miedo-. Se apoyo en la valla a hablar con él.
- Tranquila-. Le acaricio la mejilla.- Aunque estes dentro, me alegra que estes aquí, y me ha sorprendido mucho que cantaras.
- No he dejado de cantar, deje de hacerlo los primeros 6 meses, pero le gustaba tanto cuando cantaba-. Suspiro.- Que cuando lo hago lo siento a mi lado-. Sonrio.
- Tienes razón, le gustaba mucho y siempre te pedia que cantaras, sobre todo esa canción-. Comento Carlos.
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