- Vas ganando puntos por momentos-. Sonrió Candela y le dio un beso. Se sentaron en un césped y siguieron hablando.
- Cuéntame cosas de ti-. Sergio la miro, por ahora solo sabía su historia con Rafa, pero ahora quería saber de ella.- No se casi nada.
- Mmm…-. No sabiendo por dónde empezar Candela dudo.- Me gusta el frío, el agua, la cultura árabe, la mitología griega y romana y la historia de Egipto. Mi cumpleaños es en Noviembre, me encanta cantar y bailar-. Rieron juntos.- Mi sueño es ir a Londres y tengo verdadera fijación por la bandera inglesa y por las figuras de cupcakes-. Miro a Sergio.- Soy estudiante de bachillerato y tengo un carácter bastante fuerte.- Finalizo sonriendo.
- Lo de tu carácter salta a la vista-. Le puso un mechón detrás de la oreja.- ¿Estudias bachillerato?-. Sergio se sorprendió.
- Si, no quise hacerlo en su momento, hice un ciclo formativo de laboratorio químico, había empezado las prácticas cuando Rafa murió-. Susurro y Sergio le acaricio la mejilla.- Te toca contarme cosas.
- Me gusta el calor, soy friolero. Mi cumpleaños es en Julio.- Rieron juntos.- Soy arquitecto y trabajo en la empresa de mi padre, tengo una casa en la playa y un día te voy a llevar-. La miro.- No era celoso hasta que te conocí, mi sueño en este momento es darte un beso y tengo fijación por oírte cantar-. Candela le devolvió la mirada sorprendida.- Siempre que subes, bajas o limpias la escalera cantas-. Aclaro divertido.- Canta para mí.
- Si un mar separa continentes-. Empezó Candela.- Cien mares nos separaran a los dos. Si yo pudiera ser valiente sabría declararte mi amor…
Mientras Candela y Sergio disfrutaban de una noche llena de sorpresas, alguien más llegaba a la urbanización.
- ¡Clara!-. Exclamo Diego.- Que ganas tenía de verte-. La abrazo.
- ¡Diego, hermanito!-. Recibió el abrazo y le dio un beso.- ¿Y papá y mamá?
- Están arriba-. Dijo Diego con una sonrisa.- Vamos, entra.
Cuando entraron Clara analizo la casa mirando en todas direcciones, era una casa pequeña, pero coqueta y muy completa. Estaba recién comprada, su padre se acababa de jubilar y su ilusión era tener una casa cerca de la playa, como residencia de verano o de vacaciones en general. En una planta se distribuía estratégicamente una cocina, el salón, el baño y tres dormitorios. Después del minucioso análisis saludo a sus padres.
- Creo que es hora de irme, Candela-. Sergio era reacio a irse, la noche estaba resultando encantadora. Candela le había cantado una canción y después la había besado largo rato. Se puso de pie y la ayudo a levantarse.
- No, ¿cómo te vas a meter ahora en carretera?-. Dijo Candela.- Es muy tarde, te quedas a dormir-. Sentencio.
- Tus deseos son órdenes-. Hizo una reverencia y tirando de ella le dio un beso en la mejilla.
- Ahora sí que me has parecido Aladdín-. Candela reía sin parar.
- ¿Aladdín?-. Sergio la miro entre divertido y sorprendido.
- Cuando era niña me recordabas a Aladdín, el de la película de Disney, con tu pelo negro-. Le toco la cabeza, se había vuelto a rapar, Sergio se estremeció ante el cálido contacto de Candela.- Y tu gran sonrisa-. Le acaricio los labios y él le dio un beso en la yema de los dedos.
Cuando llegaron a casa Candela le comunico que tenía que dormir en el sofá y él acepto gustoso, le dio un beso en la frente y desapareció por las escaleras. Sergio la miro irse con una sonrisa en los labios y recordando todo lo sucedido esa noche, todo iba sobre ruedas.
- ¿Cuándo pensabas contármelo Candela?-. La voz de Carol la hizo saltar del susto.- Esta buenísimo y que simpático. ¿Qué edad tiene? Parece mayor.
- ¿Tú también trabajas con mi padre en la Gestapo?-. Las chicas rieron.
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