- Esa estúpida de Candela-. Escupió Clara el último día que pasaba en su ciudad. Sus vacaciones tocaban a su fin, pero antes quería ir a algún sitio a tomar algo con su hermano, y allí estaba despotricando de la novia de su ex en una terraza.- No dejo de ver en las redes sociales fotos de ellos juntos, que empalagosos.
- Estas rabiosa porque tu siempre has sido una jedionda Clara-. Diego, se reía de ella.
Un oído que no pretendía ser curioso, capto la conversación por casualidad y los ojos que acompañaban a esa misma persona se abrieron asombrados cuando escucho el nombre de Sergio y Candela juntos en una misma frase.
- Disculpadme-. Una chica castaña y bajita miro a Clara y Diego.
- Estas disculpada encanto-. Diego la miro esperando algo.
- ¿Conocéis a Sergio y Candela?-. Pregunto sin atender a Diego.
- En esta ciudad a mucha gente con ese nombre preciosa-. No le quitaba los ojos de encima.
- ¿Él esta rapado, con cuerpo de gimnasio, ella es rubia y alta?-. La chica le devolvió la mirada y sus intensos ojos azules brillaron.
- Nos vamos entendiendo, encanto-. Diego sonrió sensualmente.- ¿Qué más?
- Son vecinos-. Sentencio la castaña.
- Ya vale Diego-. Clara lo reprendió antes de que su hermano volviera a hablar.- Parece que estás jugando al ¿quién es quién? -. La miro.- Siéntate preciosa, ¿cómo te llamas?
- Carmen-. Dijo pasando la mirada de un hermano a otro.
La noche había resultado de lo más interesante, Clara y Carmen compartían un gran desagrado por Candela y a ambas se le había pasado por la cabeza hacer algo en contra de la relación de Sergio y Candela, Diego por su parte rechazó el participar. Era cierto que Candela le había causado un gran impacto, pero siempre le había tenido aprecio a Sergio y total, había más peces en el mar. No contento con eso, y después de que Carmen se despidiera de ellos le mando un mensaje al que un día fue su cuñado.
<< No creas todo lo malo que te cuenten.
>> ¿Pero qué dices Diego?
<< Hazme caso.
- Mi plan va cogiendo forma por momento-. Se regodeaba Carmen mientras se acostaba, no sin antes darle un beso a la foto de su hermano.
- Tesoro, ¿qué tal el primer día de clase?-. Candela y Sergio disfrutaban de una tarde en su azotea.
- Normal, hoy solo nos han presentado a los profesores que ya conocíamos-. Candela sonrió.- Menos al de química, cambian a ese pobre todos los años-. Ambos rieron.
Hugo era un joven guapísimo, que había causado sensación en la mayoría de las féminas del instituto. Según conto ese mismo día había acabado la carrera el año anterior y había tenido la suerte de ser llamado a trabajar, aunque media más de 1.80m, sus músculos imponían y su mirada dura te hacía temblar, Candela lo caló al segundo de que sus miradas se cruzaran, era un trozo de pan y a ella no la engañaba nadie.
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