13 de septiembre de 2013

Capítulo 58...

- Candela-. Sergio se acerco a ella.
- No por favor-. Candela se movió un poco para huir de él.
- No voy a hacerte daño-. Sergio la miro y viendo la marca en su hombro se maldijo.
- Lo siento Sergio-. Candela se levanto temblando.- Adiós.

Rápidamente Candela cogió su bolso y salió de casa, una vez fuera llamo a un taxi e intento arreglarse un poco la ropa y el aspecto en general. Sergio se quedo paralizado, Candela se había ido y todo por no haberla dejado hablar, explicarse, por atacarla, por no haber confiado en ella. A los minutos salió detrás de ella, pero ya no estaba, la noche le cayó encima. Oscura, solitaria, un frío intenso le recorrió la columna y entro en casa. Los recuerdos se cernieron sobre en él cuando cerró la puerta.

- ¿Candela?-. Su madre pregunto cuando escucho la puerta.- ¿Qué haces aquí?
- Mañana hablamos mamá-. Le dio un beso y se fue a su habitación.

Sentada detrás de su cama, como tantas otras veces Candela empezó a sollozar, no creía lo que estaba pasando, pero la opresión en el pecho y el ardor en el hombro le decían que todo era verdad. Después de calmarse un poco fue al baño y allí vio con sus propios ojos la marca de los dientes de Sergio en su hombro, las lágrimas se le saltaron preguntando que le había pasado. Respiro hondo y se dio una larga y relajante ducha.

Una vez fuera del baño volvió a su cuarto y cerró la puerta, en casa ya todos estaban durmiendo y no era plan despertarlos. Mientras secaba su cuerpo, intentaba calmar su mente. Todo había sido tan rápido, sin capacidad de reaccionar, Sergio no la había dejado hablar, no había confiado en ella cuando dijo que tenía una explicación, pero no se iba a hacer mala sangre. Aún lo quería, pero lo que había pasado esa noche la había dejado muy marcada, sonrió ante su propia audacia.

- Buenos días-. Dijo una cansada Candela.
- ¿Tú no estabas con Sergio?-. Pregunto su padre durante el desayuno.
- Sergio y yo…-. Trago con dificultad.- No estamos juntos-. Dijo finalmente.
- Candela-. Su madre la miro.- Pero, si todo iba bien ¿no?-. Candela asintió.
- ¿Qué ha pasado? ¿Te ha hecho algo?-. Juan miro los ojos verdes de su hija y las bolsas debajo de ellos.
- No, ha sido un poco inesperado-. Candela bebió zumo.- Tranquilo, estoy bien-. Sonrió intentando parecer convincente-. Dio una palmada.- Voy a hacer algo productivo.

Después de desayunar Candela se metió en su habitación y la limpio y ordeno de arriba abajo, cuando termino decidió preparar la comida y a continuación estudio e hizo trabajos que tenía pendientes. El fin de semana llego a su fin y el domingo por la noche un vacío le lleno el pecho, cogió su móvil e intento mandar un mensaje a Sergio, pero las palabras no llegaban.

El fin de semana de Sergio tampoco fue muy agradable, después de que Candela se fuera encontró una botella de whisky en la cocina y sin pensárselo dos veces se la bebió a morro, lamentado en voz alta lo estúpido que había sido, que la había dejado ir y que no la podría recuperar, acabó desplomado en el colchón que habían compartido tantas veces y el olor de Candela lo acompaño toda la noche.

- Mi Candela-. Susurro en sueños.


- ¡Sergio!-. Su madre se asusto al verlo llegar a casa el domingo por la noche.- Apestas a alcohol-. Dijo mirándolo con la camisa sin abotonar, con los pelos revueltos y los ojos empañados.
- Será porque me he bebido una botella entera de whisky-. Sergio entro a su habitación sin decir nada más.

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