- Buenos días princesa-. Sonreí al ver a David en la puerta de la habitación con un ramo de rosas rojas.
- David por favor, no compres más flores-. Mire a mi alrededor y vi el otro par de ramos que había de ayer.
- ¿Prefieres bombones?-. Volvió a sonreír y saco una caja de detrás.
- Bien, es una caja grande-. Reí y se acerco a darme un beso.- La historia es larga y los voy a necesitar.
- Soy todo oídos-. Dijo sentándose en la cama conmigo mientras abría la caja y me ofrecía uno.
- Mi verdadero nombre no es Catherine, si no Carmen, Carmen Real Vega-. Cogí un bombón y me lo lleve a la boca.- Mi padre y tu padre eran socios, pero tu padre era demasiado corrupto para la moral y la ética del mío. Yo era un bebé cuando nos mudamos a Whitby, que es donde he vivido toda mi vida. Tu padre amenazó al mío de muerte, por eso nos fuimos a Londres, donde tuvimos que cambiar de identidad-. Ahora el que cogió un bombón fue David.
- Continua-. Me animó.
- Mi padre, tenía una relación de amistad con el jefe de la Secret Intelligence Service, el señor Peter. Él es mi jefe directo y el hombre que me ha enseñado muchas de las cosas que sé, al igual que Robert, además ha sido nuestro tutor hasta la mayoría de edad de Manuel.
- ¿Manuel?-. Me miro.
- Manuel es mi hermano, no el hermano de Robert. Hacía poco que había cumplido los diecisiete años, cuando el señor Peter nos recogió a Manuel y a mí del instituto para contarnos que mi padre y mi madre habían tenido un accidente de coche y que ambos habían muerto-. Cogimos un bombón a la vez.- En un primer momento no pensé en que fuera intencionado, pero el señor Peter me lo confirmó. Terminé mis estudios, entré en la Academia y al terminar con honores, pasé a formar parte del equipo de Robert.
- Valla-. Suspiro y cogió otro bombón.
- Soy agente de la policía secreta de Inglaterra, cuando me ofrecieron formar parte de esta locura era un cría, pero cuando entre a la Academia y empecé a especializarme en diferentes cosas, encontré mi vocación. No tenía pensada ninguna venganza contra tu padre, mucho menos que acabará herido, pero cuando me ofrecieron el trabajo una furia se apoderó de mí y acepte sin pensarlo-. Lo miré fijamente.
- Te entiendo-. Me metió un bombón en la boca.
- Sabía cosas de él y sabía que tenía negocios turbios, pero no hasta donde se extendían. Tu padre es muy poderoso-. Metí un bombón en la boca de David.
- Ahora menos-. Dijo.- Muchos de los casos en los que se ha visto involucrado Gonzalo han pasado por mis manos y una gran lista de contactos también. Tengo un amigo de moral y ética intachable que será el encargado de empapelar a Gonzalo.
- ¿Por qué le dices Gonzalo?-. Lo mire alzando una ceja.
- Eres buena, no se te escapa una-. David sonrió y se acerco a mí.- Yo tampoco te he contado todo sobre mí-. Me metió otro bombón en la boca.- Gonzalo Rico no es mi padre, mi madre estuvo casada con anterioridad, pero mi padre murió. Gonzalo ha actuado como mi padre todo este tiempo, de ahí que no compartiera sus ideas, no siguiera sus pasos, etc.
Una fuerte risa salió de mi pecho y besé a David efusivamente, ya decía yo que se parecía muy poco a su padre. David me beso con el mismo entusiasmo, ahora estaba segura no me había equivocado con él. Había arriesgado y ganado. Estaba en paz conmigo misma, con mis padres y con David.
- ¿Hasta el fin del mundo?-. Me miro.
- Solo hasta Whitby, Londres, Escocia, Holanda-. Reí y nos volvimos a besar.
Dos años después...
Campo de tiro del MI6, Inglaterra:
Me encontraba practicando tiro, con el barrigón que tenía poco más podía hacer que estar en las oficinas, los laboratorios o el campo de tiro. Estaba embarazada, a punto de dar a luz y me aburría en casa como una ostra. David, con el que me había casado no hacía ni un año, me recomendaba quedarme en casa, pero simplemente no podía. Sentí un disparo y mire a mi derecha.
- ¿Qué demonios haces aquí?-. Me quité la protección de los oídos y Robert me miro con su sonrisa de siempre.
- Me han dicho que estabas aquí-. Suspire, desde que me había quedado embarazada parecía inútil y ni Manuel, ni la señora Grace, ni Robert y mucho menos David querían dejarme sola.
- Estoy bi...-. Un dolor subió por mi columna, deje caer la pistola y noté mis piernas mojadas.- Robert-. Dije mirando al suelo.
- ¿Qué te pasa?-. Mientras guardaba su pistola se acercó a mí rápidamente.
- Ya viene-. Un nuevo ramalazo de dolor me sacudió.
- ¿Quién?-. Me miro nervioso y me agarro por los hombros.
- Quien va a ser Robert, el bebé-. Negué con la cabeza y empezamos a andar.
- ¿Qué hago Cathe?-. Le temblaban la voz y las piernas.
- Tranquilo Robert-. Acaricie su espalda mientras caminábamos.- Llama a David y dile que vamos camino del hospital. Después nos vamos a montar en el coche, tranquilamente-. Empecé con mis respiraciones y él me siguió.
Unas horas después...
Mi niña... La felicidad más grande había llegado a nuestras vidas, David estaba a mi lado contemplando la belleza que había surgido de nuestro amor. En un sillón estaba dormido Robert, sonreí al verlo, las enfermeras le habían dado tranquilizantes porque tenía un ataque de nervios. Ahí teníamos al tipo duro. Volví a mirar a mi niña, tenía escaso pelo y unos enormes ojos azules, recé para que se quedarán así, como los de mi madre, era blanquita y suave, le di un beso en su cabecita.
- ¿Cómo la vamos a llamar?-. Miré a David.
- A mi me gusta como su madre-. Sonrió y acaricio la mejilla de la pequeña.
- ¿Catherine?-. Sin perder la sonrisa, David me miro y se acerco a mí.
- Carmen, prefiero Carmen-. Le acaricié la cara y nos besamos.
FIN ♥
- Continua-. Me animó.
- Mi padre, tenía una relación de amistad con el jefe de la Secret Intelligence Service, el señor Peter. Él es mi jefe directo y el hombre que me ha enseñado muchas de las cosas que sé, al igual que Robert, además ha sido nuestro tutor hasta la mayoría de edad de Manuel.
- ¿Manuel?-. Me miro.
- Manuel es mi hermano, no el hermano de Robert. Hacía poco que había cumplido los diecisiete años, cuando el señor Peter nos recogió a Manuel y a mí del instituto para contarnos que mi padre y mi madre habían tenido un accidente de coche y que ambos habían muerto-. Cogimos un bombón a la vez.- En un primer momento no pensé en que fuera intencionado, pero el señor Peter me lo confirmó. Terminé mis estudios, entré en la Academia y al terminar con honores, pasé a formar parte del equipo de Robert.
- Valla-. Suspiro y cogió otro bombón.
- Soy agente de la policía secreta de Inglaterra, cuando me ofrecieron formar parte de esta locura era un cría, pero cuando entre a la Academia y empecé a especializarme en diferentes cosas, encontré mi vocación. No tenía pensada ninguna venganza contra tu padre, mucho menos que acabará herido, pero cuando me ofrecieron el trabajo una furia se apoderó de mí y acepte sin pensarlo-. Lo miré fijamente.
- Te entiendo-. Me metió un bombón en la boca.
- Sabía cosas de él y sabía que tenía negocios turbios, pero no hasta donde se extendían. Tu padre es muy poderoso-. Metí un bombón en la boca de David.
- Ahora menos-. Dijo.- Muchos de los casos en los que se ha visto involucrado Gonzalo han pasado por mis manos y una gran lista de contactos también. Tengo un amigo de moral y ética intachable que será el encargado de empapelar a Gonzalo.
- ¿Por qué le dices Gonzalo?-. Lo mire alzando una ceja.
- Eres buena, no se te escapa una-. David sonrió y se acerco a mí.- Yo tampoco te he contado todo sobre mí-. Me metió otro bombón en la boca.- Gonzalo Rico no es mi padre, mi madre estuvo casada con anterioridad, pero mi padre murió. Gonzalo ha actuado como mi padre todo este tiempo, de ahí que no compartiera sus ideas, no siguiera sus pasos, etc.
Una fuerte risa salió de mi pecho y besé a David efusivamente, ya decía yo que se parecía muy poco a su padre. David me beso con el mismo entusiasmo, ahora estaba segura no me había equivocado con él. Había arriesgado y ganado. Estaba en paz conmigo misma, con mis padres y con David.
- ¿Hasta el fin del mundo?-. Me miro.
- Solo hasta Whitby, Londres, Escocia, Holanda-. Reí y nos volvimos a besar.
Dos años después...
Campo de tiro del MI6, Inglaterra:
Me encontraba practicando tiro, con el barrigón que tenía poco más podía hacer que estar en las oficinas, los laboratorios o el campo de tiro. Estaba embarazada, a punto de dar a luz y me aburría en casa como una ostra. David, con el que me había casado no hacía ni un año, me recomendaba quedarme en casa, pero simplemente no podía. Sentí un disparo y mire a mi derecha.
- ¿Qué demonios haces aquí?-. Me quité la protección de los oídos y Robert me miro con su sonrisa de siempre.
- Me han dicho que estabas aquí-. Suspire, desde que me había quedado embarazada parecía inútil y ni Manuel, ni la señora Grace, ni Robert y mucho menos David querían dejarme sola.
- Estoy bi...-. Un dolor subió por mi columna, deje caer la pistola y noté mis piernas mojadas.- Robert-. Dije mirando al suelo.
- ¿Qué te pasa?-. Mientras guardaba su pistola se acercó a mí rápidamente.
- Ya viene-. Un nuevo ramalazo de dolor me sacudió.
- ¿Quién?-. Me miro nervioso y me agarro por los hombros.
- Quien va a ser Robert, el bebé-. Negué con la cabeza y empezamos a andar.
- ¿Qué hago Cathe?-. Le temblaban la voz y las piernas.
- Tranquilo Robert-. Acaricie su espalda mientras caminábamos.- Llama a David y dile que vamos camino del hospital. Después nos vamos a montar en el coche, tranquilamente-. Empecé con mis respiraciones y él me siguió.
Unas horas después...
Mi niña... La felicidad más grande había llegado a nuestras vidas, David estaba a mi lado contemplando la belleza que había surgido de nuestro amor. En un sillón estaba dormido Robert, sonreí al verlo, las enfermeras le habían dado tranquilizantes porque tenía un ataque de nervios. Ahí teníamos al tipo duro. Volví a mirar a mi niña, tenía escaso pelo y unos enormes ojos azules, recé para que se quedarán así, como los de mi madre, era blanquita y suave, le di un beso en su cabecita.
- ¿Cómo la vamos a llamar?-. Miré a David.
- A mi me gusta como su madre-. Sonrió y acaricio la mejilla de la pequeña.
- ¿Catherine?-. Sin perder la sonrisa, David me miro y se acerco a mí.
- Carmen, prefiero Carmen-. Le acaricié la cara y nos besamos.
FIN ♥